domingo, 29 de julio de 2012

Romance de la poda del manzano


Romance de la poda del manzano

Autor: Jesús Briz Bravo



Los de la Poda del manzano.
Antonio Briz y José María Frías
Autor de la viñeta: Pablo González

La poda del Manzano.
 Antonio Briz y José María Frias.

En un lugar de Cantabria
(Como Cervantes decía)
De cuyo nombre me acuerdo,
Me acordaré de por vida,
Habitaban dos “hidalgos”
Ufanos de su hidalguía
Que por amor de una Rondalla
Mucha amistad mantenían:
El uno llamado TOÑO,
De apellido, el otro FRIAS;
El primero descendiente
De Villarén de Valdivia
Y el segundo de Nestares,
De Reinosa para arriba.
La Rondalla “Aires del Ebro”
Les ligaba y les unía
Y programaban tertulias
De gran camaradería.

Bien es verdad que la música
Que asaz (1) les entretenía
También les daba disculpas
Para cenas y comidas,
Porque más que una Rondalla
De rigor y disciplina
Las más de las veces eran
Reunión de gastronomía.
Siempre celebraban algo
Que de disculpa servía
Para dar trabajo al diente
Y pá mover las mandíbulas:
Celebrar aniversarios
De bodas, de romerías,
De cumpleaños y fechas
Por activa o por pasiva.
Y celebraban más santos
De los que en el cielo había.

También debe reseñarse,
Por rigurosa justicia
Que, si se ponen a ello,
Sacan dulces melodías
De sus varios instrumentos
Y de su mucha valía
Con la dirección maestra
De Ángel Manzano, el artista.

En este amistoso ambiente
Surgió un tema cierto día
Por un manzano frondoso
Del que TOÑO presumía.

Acordó, para podarle,
Con su compañero FRIAS;
Hablaron y apalabraron
Y convinieron el día
De acometer la faena
Sin pausa pero sin prisas.

Dada la amistad añeja
Que a los “hidalgos” unía
El trabajo era de balde
Y la poda gratuita:
No tendría coste alguno
Ni la factura, ni el IVA.
Preparóse el de Nestares
Tal como correspondía
Para ejecutar la obras
Con herramientas precisas,
Y en menos que canta un gallo,
Al árbol subido había.
Cogiendo los utensilios
Y desmochado deprisa
Dejó al árbol más pelado
Y con menos ramería (2)
Que la cabeza del dueño
Del manzano y de la finca.
Acabada la faena
Quedóse un rato en encuclillas
Sudoroso y pensativo
Hasta que le entró la prisa
De bajarse del manzano.
Y bajarse no podía
Porque la altura era grande
Y escalera no tenía,
Estando allí encaramado
Simulando a un trapecista,
Pues de tanto cortar ramas
Donde pisar no veía
Y, por más que lo intentaba,
A saltar no se atrevía.
El hombre estaba dudoso
Y a sí mismo se decía:
¿Y si me rompo una pierna?
¿Y si me rompo la crisma?

Así pasó mucho rato
Gran tiempo pasado había
Y con gritos lastimeros
Se lamentaba y decía:
¡Ay, Virgenzuca del alma!
¡Ay, Virgenzuca querida!
¡Me cago en la podadera!
¡Quién subir me mandaría!
Si me vuelve a suceder
Que se lo pode su tía!
En esto apareció TOÑO
Rodeado de ovejitas
Y quedóse muy pasmado
De la poda susodicha
Porque a él más que una poda
Un crimen le parecía.

Enfadose el ovejero
Increpando al señor FRIAS
(Que ya estaba en tierra firme
-la bajada concluida-
Aunque no estuvo muy claro
Si fue bajada o caída).
Discutieron y juraron
En hebreo y sefardita.
Iracundo y cabreado
El de Nestares decía
¡Cascarrabias y tacaño!
Que pagarme deberías
La poda que he realizado
Y que al manzano da vida.
Y el otro, por replicarle,
¡TOLOSABO! Le decía,
Sino sabes no te metas
De once varas en camisas.
Que me has jodido el manzano
Con la ilusión que tenía!
Casi llegan a las manos
Y así la amistad rompía
Porque cada uno pensaba
Que la verdad él tenía.
El uno decía ¡Coño!
Que la razón le asistía,
Y el otro le reprochaba:
“Lo que yo diga va a Misa”.

Al no ponerse de acuerdo
Por su cabezonería
Acordaron dirimirlo
En Tribunal de Justicia.
Entrenáronse (3) a Madrid
La ciudad capitalina
Y fueron a Telecinco
Para ventilar sus cuitas
En un programa selecto,
Al filo el mediodía,
Que se llama “VEREDICTO”
De materias variopintas.
Y allí, en presencia del público
Por el árbol discutían
Estando también presentes
Jóse y Mely, tan cumplidas,
Tan serias y circunspectas,
Puestas en primera fila.

TOÑO, pues, le reclamaba
Un manzano a la medida
Igualito al mal podado.
Eso o cien mil pesetitas
De compensación Qué cara
El de la Granja tenía!
Y el de Nestares, solícito,
Un ciruelo prometía
Corpulento y bien podado
Y dos manzanos de cría.
Aportaron sus razones
Y armaron la algarabía,
Como dicen los horteras
“con cojones y alegria”
Por cierto que ¡paradoja!
Mely, señora de FRIAS,
En el juicio declaraba
(Y así, sin más, lo decía)
No a favor de su consorte
Sino de su antagonista.
Al final dictó sentencia
Imparcial su Señoría.

Primera versión
Y volviéronse a Reinosa
Con sus amigos y amigas
Todos ellos intrigados
Por semejante porfía
Unos estaban dudosos
De si el manzano existía.
O era un invento acabado
Fruto de su fantasía.
Otros en cambio afirmaban
Juraban y sostenían
Que el manzano era real
Tal real como la vida.
Y aquí se acaba la historia
Esta historia peregrina
Porque ¡vaya Ud. A saber!
Si fue verdad o mentira.

Segunda versión
Y volviéronse a Reinosa
Con sus amigos y amigas
Todos ellos intrigados
Por semejante porfía
Y que estaban muy perplejos,
Al saber de buena tinta,
Que no hubo tal podadera
Ni que el manzano existía.
¡Qué tomadura de pelo!
¡Qué descojone y rechifla!
Mientras tanto los “hidalgos”
Que eran los protagonistas
Recordaban el percance
Y se meaban de risa.
(1) ¡Hala! Al diccionario.
(2) Ramería: Palabra nueva en el diccionario,
Dícese del conjunto de ramas. (No de rameras)
(3) Nueva acepción del verbo entrenar: Montar en tren.
Autor: Jesús Briz Bravo